martes, 11 de octubre de 2011

Programas políticos y aborto en el confidencial digital

Pero la experiencia española es que poco tiene que ver lo que se hace con lo que aparece en los programas, y a la maximalista ley contra la salud de Bibi Aido me remito. Por ello creo que serán más determinantes los nombramientos en Justicia y Sanidad, siempre que el PP gane las elecciones, que cualquier otra cosa.
Al fin y al cabo entre ambos ministerios deberían cambiar la deriva histórica que han impuesto los radicales por la que tanto al inicio como al final  de su existencia los “seres vivos” de la especie humana se ven privados de garantías sobre la protección de su dignidad. Sorprendería al inocente que en este mundo de “garantías” sea la vida en sus fases más expuestas lo menos garantizado. A quienes observamos el triunfo sádico de los últimos años esto no nos sorprende en absoluto.
Decía don Colacho que sólo se puede ser conservador en épocas en las que hay algo que conservar, por ello sería descorazonador que en estos tiempos en los que hay que manifestarse firmemente reformista se cayera en el error de pasar por alto la situación de grave injusticia en la que nos encontramos.
Es un grave error, aún más que un crimen, hacer de bonapartistas de las ocurrencias del tandem Zapatero-Bibi. Parecería que el Gobierno innovador siempre es el de Psoe y que sólo cuando las circunstancias económicas lo exigen se da paso a una derecha que tiene permiso para reordenar las cosas un poco pero siempre sin tocar “ni un ápice” los avances sociales. Y esto no ocurre sólo en lo que se refiere al aborto sino también en lo que se esta haciendo en Educación. Nadie debe extrañarse que con los programas que se imparten en Epc o con la Historia oficial impuesta por ley, triunfo estalinista del que tampoco parece  escandalizarse nuestra ciudadanía , una buena parte de la conciencia colectiva sea visceralmente contraria a la admisión  siquiera de la licitud de los “valores” de la derecha.
Mundo curioso este del postmarxismo:  las “conquistas sociales” son resto del franquismo que deben suprimirse en aras del modelo único, pero la defensa de la familia, la tradición cultural, la libertad de educación, el derecho a vivir, la dignidad de la persona como límite y también como contenido de la legislación decente deberían abandonarse pues pueden ser un estorbo en la acumulación de poder efectivo, verdadero fin del partido eficaz.
Hago estas observaciones consciente de que la contienda electoral no se va a jugar en esta arena. En democracia se suele votar contra alguien, y el propio Gómez Dávila entendía que era la forma más decente de actuar en este sistema. Desde luego en estos años hay quien ha reunido todas las papeletas para que votemos contra ellos. Pero que el aborto no sea el tema clave, y esto no es un mérito de nuestra sociedad sino una muestra más de su indecencia, no puede significar que alguno o alguna pretenda hacerse el postmoderno o postmoderna transigiendo en esta cuestión. Pero repito, a muchos no nos importan los programas electorales sino los programas de Gobierno.

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