viernes, 23 de septiembre de 2011

Sobre las huelgas en educación

Hoy en el Confidencial Digital: Son los Sindicatos

Pero supongo que él tendría que admitir que las movilizaciones requieren una preparación e infraestructura, una articulación sindical. Es cierto que hay movilizaciones espontáneas y sublevaciones de grupos de trabajadores pero suelen darse en una sola empresa, no en un grupo tan difícil de coordinar como los profesores de enseñanza media.


En consecuencia, podemos entender que la diferencia entre la no movilización en los recortes efectivos de sueldo y la movilización en el actual cambio de las condiciones de trabajo se debe a la decisión sindical. Un aumento de las horas lectivas crea malestar sobre todo cuando se está en un número alto, como son veinte; basta ver las medias de nuestro entorno o recordar los horarios de los viejos catedráticos de Instituto para darse cuenta que hay un cierto deterioro.
Por otro lado, la no renovación a la vez de un número alto de interinos crea un colectivo objetivo de movilización, como se esta viendo estos días en los más activos en la huelga. Pero la traducción de ese malestar en huelga real requiere una organización, una articulación, unos medios que son los sindicales, más otros apoyos sociales variados, entre los que destaca el agitpro comunista o excomunista de Rivas, San Fernando o la Ceja.
La lectura que han dado algunos dirigentes del PP es fundamentalmente electoral. UGT se moviliza para paliar el desastre zapateriano, para ayudar al candidato que si puede manejar el sistema impositivo bien puede extender su poder al área sindical. Los demás les siguen para no quedarse atrás.
Esto, con tener su punto de razón, es insuficiente para explicar la movilización en curso. Creo que hay que detenerse en algunas de las características de nuestro sistema neocorporativo y del papel sindical (incluido el famoso sindicato cultural) que explican cual es el pulso que se esta librando.
Sinceramente, y sin querer hacer una historia de buenos y malos, me parece notorio que las horas lectivas de los profesores importan poco, como no importaron las condiciones laborales de empleados públicos o pensionistas hace un año. Lo que se dirime es la relación de poder en el aparato neocorporativo. El PP ha apreciado que la línea de concesiones en el pasado a los sindicatos como son subvenciones, o horas liberadas, dinero y poder en última instancia, no le beneficiaban pues creaba unas condiciones muy prosocialistas.
Por eso ha sacado la tijera contra el poder sindical, con el apoyo entusiasta de las bases sociales derechistas y un buen número de ciudadanos que se mueven fuera del esquema neocorporativo. Los sindicatos, dominados por profesionales de escasos conocimientos económicos, en general, pero de trayectoria acreditada en relaciones de poder, no han entrado directamente al trapo de esos recortes sino que han azuzado una movilización en un ámbito más presentable, con el tópico del deterioro de la educación. En eso anda también la Ceja. Se trata de tomar posiciones y guardar parte del poder que tienen, enseñando lo gravoso que es el enfrentamiento directo.
Esto evidentemente beneficia a medio plazo al PSOE que ha jugado siempre ante los poderes económicos nacionales e internacionales a ser el agente de la reconversión industrial, de la entrada en la OTAN, o de la liquidación de los “privilegios” laborales “franquistas” con el menor coste social por su conocida mano izquierda.
Los sindicatos además consiguen recuperar cierta presencia en las bases que están muy quemadas con ellos, en un proceso muy típico  del necocorporativismo. En cuanto a la Ceja, eso da para otro artículo.

José Miguel Serrano es profesor titular de Filosofía del Derecho de la Universidad Complutense de Madrid.

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