jueves, 4 de mayo de 2017

La tragedia del urbanita.


Hasta que no intentas ir al campo no te das cuenta de la disminución que ha provocado la vida urbana.
Cruzada la M 40, bajo el túnel, siguiente el camino de Santiago, observas con sorpresa que al gorrión, la urraca y la paloma se le unen multitud de aves y avecillas de las que no tienes ni idea.
Y no me refiero a la horrenda cotorra, invasora, que arrasa sin resistencias, supongo que en aras de la multiculturalidad, ni a lo vano de identificar  los cantos de los pájaros sino a la elemental distinción de rapaces.
El sábado y domingo vi tres juntas, supongo que pareja y cría. Las pude contemplar largos minutos, sin saber que eran. El socorrido internet no me ha ayudado mucho. Y por supuesto mi inutilidad fotográfica me impide compartir la imagen. Para rematar, el lunes en la Jarosa, junto a los buitres, con la cigüeña uno de los pocos bichos que distingo, vi a otra rapaz volando entre los árboles, ni idea.
Tras una hora mezclando recuerdos e imágenes he llegado a la conclusión que los del Pardo eran ratoneros o milanos. No es mucho. Ya lo digo, para el pobre urbanita había tres pájaros cerniéndose sobre los sembrados, más que llevados por el viento dominándolo. Con mucho lo mejor del fin de semana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario