martes, 9 de mayo de 2017

Corrupciones.

Una de las cuestiones que mas me admiró de la película de la "lista de Schindler" es que los corruptos eran las únicas buenas personas. Llovía sobre mojado, Peter Geach nos advertía sobre el riesgo de considerar la "sinceridad" como el mejor criterio de valoración moral.
En este sentido hay que aclarar que el régimen del 78 es un régimen integralmente corrupto pues la corrupción está en la base de la financiación de sus partidos políticos relevantes. De la ilegalidad de la misma proviene  la enorme bolsa corrupta que ha producido algunos de los tipos hoy encarcelados. Que no se nos diga que son algunos políticos entre muchos honestos, eso es una bodaba. Según los criterios de control interno que ahora se aplican a las personas jurídicas los partidos como personas jurídicas han delinquido.
La cuestión no es entonces si estamos,  como se decía del Imperio Austrohungaro o del Otomano, que de los dos lo he leído,  ante una tiranía moderada por la corrupción, o por la incompetencia que tanto monta. La cuestión es la alternativa. No hay ninguna razón para pensar que los bolivarianos criminales van a ser menos corruptos. Pero como el partido interno de 1984 unirán a la  corrupción el claro propósito criminal. No tiene mérito no ser corrupto hasta no tener el poder para lograrlo, y los comportamientos de muchos nos advierten de como será ese poder.  

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