Más que sacar el argumentario paliativista, convincente moralmente, pero que no sirve frente a quienes han convertido lo moral en inmoral y usan todo tipo de máscaras, cada vez me inclino más por el texto directo, que busca, sin ningún eufemismo, colocar al lector honesto frente a la realidad.
Ayer dí con este texto de Jiménez Lozano que vuelve a decir con concreción lo que en los manuales de bioética se esconde en un bosque de páginas.
Pero no se trata de la peste de Tebas o loímós, que es un mal contagioso pero indeterminado y contra el que resulta muy problemática la defensa. Esta otra peste se sabe muy bien de donde viene; aparece en el darwinismo filosófico del XIX, y estuvo en la base de las prácticas del eugenismo hitleriano; y en Nüremberg se llamó Science in Beemoth, con el nombre de la terrible ballena bíblica, símbolo del Mal, y ahora resulta que se llaman "derechos". Y son derecho a impedir el nacimiento de otro ser humano que- para eliminarlo- se denomina al efecto "derecho sanitario"; o, en el caso de la eutanasia de Estado, derecho a anticipar una "muerte digna" a alguien de quien se decide que no tiene ya "calidad de vida" o ha vivido ya bastante. Cuestiones de contabilidad de granja en suma: el control de un "plus" de nacimientos no queridos ni útiles, y de un "plus" de ganado ya productivo o rentable de otro modo.
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