martes, 22 de marzo de 2016

El altruismo como máscara. Hoy en La Razón

Ya sabemos lo que está aconteciendo con ciertas donaciones, por ejemplo, de óvulos,  en las que las compensaciones por las molestias apenas encubren un tráfico que ha llamado incluso la atención de las autoridades europeas.
Podemos imaginar entonces lo que espera con otra acción gravosa, en la que se utiliza a la mujer en su conjunto para dar satisfacción a los deseos e intereses, por una parte, de quienes quieren llevar la artificialidad de la procreación al extremo, por otra,  de quienes han hecho un amplio negocio de la misma.
Con los vientres de alquiler, realmente compra de un niño gestado con gametos donados, la reducción de la mujer pobre al interés de los hombres y mujeres ricos alcanza límites que superan con mucho la práctica de las antiguas nodrizas, verdadera sumisión de la mujer popular a la estética o el interés de los ricos.
Con todo tipo de términos manipulados, progreso, solidaridad, modernidad se disfraza un proceso que convierte en contrato la gestación y maternidad, con toda la sumisión que supone, con todas las barbaridades jurídicas que conlleva: el niño ya no lo quiero, viene defectuoso, tú no te cuidas por mi hijo en gestación, a ver lo que comes,   etc.

A los pocos que han mostrado reparos recientemente a la unilateral inclinación de la estructura regional de un partido, gestora por cierto,  por esta barbaridad les han llamado mojigatos. No dudamos que una de las más definitorias características de los partidos y gobiernos españoles es que siempre hay algún felpudo que para agradar al jefe está dispuesto a llamar mojigato, o lo que sea, a cualquiera que rompa la nueva unanimidad. Lo más irónico es que a esto le suelen llamar renovación.

1 comentario:

  1. ¡El Ser humano debería saber frenar y tener límites porque cuando no existen límites la mente se estropea!

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