domingo, 21 de julio de 2013

Vicisitudes de la marca España.

Me repito con Quevedo
SONETO

Un godo, que una cueva en la montaña
guardó, pudo cobrar las dos Castillas;
del Betis y Genil las dos orillas,
los herederos de tan grande hazaña.

A Navarra te dio justicia y maña;
y un casamiento, en Aragón, las sillas
con que a Sicilia y Nápoles humillas.
y a quien Milán espléndida acompaña.

Muerte infeliz en Portugal arbola
tus castillos.  Colón pasó los godos
al ignorado cerco de esta bola.

Y es más fácil, ¡oh España!, en muchos modos,
que lo que a todos les quitaste sola
te puedan a ti sola quitar todos.

1 comentario:

  1. Sobre la sentencia de ayer. Habría que preguntar al rostro impenetrable para qué mandó tal cosa al guardián de la constitución, pero el dictamen de éste es el que era previsible porque, a fin de cuentas, ya sabemos que el estado es una máquina tan bien diseñada que incluye las instrucciones para su autodestrucción. La reacción también es previsible. “El guardián desarmado reconoce la constitucionalidad del derecho (de los buenos catalanes) a decidir (la muerte de la odiosa España)”.
    Por supuesto que las naciones mueren, y no sólo de éxito, pero el problema no es ni siquiera que hicieran una constitución reformable en todo, es decir, que flota en el vacío, lo que por lo demás era lógico cuando el espíritu de la concordia pasó “de la legalidad a la legalidad” mintiendo al guardián armado; el problema es simplemente la termodinámica del cambio compulsivo, el interminable ejercicio de fuga política de la nada a la nada. Parvo consuelo es que la peste sea contagiosa.

    ResponderEliminar