martes, 22 de enero de 2013

Búsqueda de notoriedad. Hoy en la Razón.


Desde que Eróstrato, pese a las disposiciones que se tomaron para borrar su nombre, buscó y alcanzó la fama incendiando el templo de Artemisa en Efeso, es lugar común que hay gente que haría lo que fuera por lograr la notoriedad. A ello puede unirse la ciencia-espectáculo o la desesperada necesidad de convertir la propia acción en algo extraordinario o notorio para mantener el chiringuito en marcha. Si la guerra necesita dinero, dinero y dinero, no digamos lo que requieren ciertas universidades y ciertas compañías científicas. De la combinación de ambos elementos surge la propuesta de George Church, que entra en las páginas de ciencia por la anterior trayectoria del genetista pero que parece buscar su lugar en los rincones de la paraciencia o el circo. Secuenciar el genoma del neandertal se considero en su momento importante para intentar una delimitación de la especie con el Homo Sapiens e incluso resolver, de la forma aproximada en que se resuelven estas cosas, la posible hibridación. Es de dudar que en ese tema se haya dicho la última palabra. Sin embargo, el esfuerzo parece mucho para un resultado tan teórico y he aquí que Church le busca una utilidad reconstructiva y prometeica a este trabajo y nos propone crear un neandertal por supuesto desde embriones humanos. La clonación parece que ya no mola. La reproductiva está severamente sancionada en tratados y legislaciones y la de investigación, que quieren llamar terapeútica, ha llevado a un callejón sin salida. Por eso sale Church con lo del neandertal. Dice que quiere una mujer valiente, pero lo que necesita son cientos de mujeres muy necesitadas, miles de embriones destruidos en los ensayos, decenas de abortos provocados cuando la gestación se desvie, y quizás, sólo quizás, un parto. Pero, mientras, lo que se habrá entretenido. Eso le parece impagable.

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