martes, 17 de julio de 2012

Sobre educación hoy en La Razón.


Alguien debería explicar al denominado Sindicato de Estudiantes que el grave deterioro de la Enseñanza Secundaria que padecemos se fraguó en el tardofranquismo con la combinación de los criterios Unesco y el triunfo de los «burgueses» protestones del 68. Así se explica una crisis que se puede comprobar con cualquier criterio internacional que se aplique. El triunfo de la no comprobación de resultados, es decir, del criterio del esfuerzo mínimo con la proliferación de asignaturas ad hoc, la mayoría de concienciación o de sustitución de aprendizajes que una persona civilizada realiza en casa ha producido un Bachillerato donde ni de lejos se alcanzan los niveles que se alcanzaron en el pasado y que muchos países logran para el conjunto de la población, pues no es un problema de exclusiones sino de racionalidad en el esfuerzo.

Es evidente que cualquier intento reformador de tocar el statu quo en la enseñanza o de romper con errores que nos han conducido hasta aquí va a encontrar una respuesta ideológica donde no faltan frases como «declaración de guerra» o «reválida franquista», ignorando voluntariamente que la búsqueda de un parámetro de comprobación homogéneo de conocimientos es consustancial al sistema de Educación Secundaria contemporáneo, que con sus defectos es el que ha permitido que en algunas partes del mundo, no así en España, la educación sea un medio especialmente útil de ascenso social.

Tiene el Gobierno la desgracia que cualquier reforma que plantee se va a ver relacionada con los recortes, pero la gravísima situación económica debe ser acicate para que en lo  posible se solucionen problemas que la mayor parte de los observadores imparciales vienen señalando desde hace decenios. Se trata, evidentemente, de reformas que no vienen en el «libro rojo del cole» pero que se han solicitado por enseñantes de casi todo el espectro político. Por supuesto que la reforma gubernamental es matizable y mejorable, y que en cuanto existan más recursos deben volver a la Educación; para ello se requiere presencia y negociación. Esto de levantarse de la mesa queda muy bien para el minuto de gloria pero con la que está cayendo esos minutos son cada vez mas cortos.

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