lunes, 5 de septiembre de 2011

Artículo en El Confidencial sobre recortes sociales.

Y supongo que junto a un cierto deje escéptico, lo mejor que pueden enseñarnos, deberíamos aprender de sus errores, para no repetirlos. De estos  probablemente el mayor fue dejarse aplastar por un supuesto “estado social” que recaía sobre la sociedad para mantener subvenciones políticas cuya única función era el apoyo populista, en unos casos, o el temor a revueltas sociales contra las dictaduras, en otros.
Quiere decirse que en nuestra nueva y dramática situación debemos optar entre observar un lento y progresivo deterioro de todos los servicios prestados por las administraciones públicas, desde la educación a la sanidad, desde las carreteras a los alumbrados públicos, las instalaciones deportivas, las bibliotecas (que alguna hay), o bien emprender una discusión que permita priorizar razonablemente y podar lo que se pueda para mantener correctamente lo imprescindible.
Pienso entonces que lo que se trata es de decir donde se recorta y donde se mantiene a fin de superar la bancarrota en la que nos encontramos y digo bancarrota pues no podemos pagar, por un lado, y por otro sólo obtenemos un crédito subsidiado sujeto a duras condiciones.
Centrado el debate en donde deben producirse los recortes, hay que  dejarse de eufemismos y de tópicos. Por supuesto que se van a recortar gastos de los llamados sociales, de hecho ya el gobierno socialista con pensiones, sueldos y ayudas básicas ha actuado así, por cierto de forma indiscriminada.
Para observar la sinceridad de los responsables públicos los ciudadanos deberíamos exigir una concentración de los recortes en los aparatos de poder, es decir, en los medios con los que   los grupos dominantes reproducen su dominio y con los que premian a los distintos grupos de la Oligarquía. En este sentido sorprende la agresividad dialéctica y recortadora contra los funcionarios que prestan servicios básicos, directamente, es decir, contra la tropa mientras no se habla tanto, al menos por algunos, sobre los sistemas de control y poder.
Como decimos para creer en la sinceridad de lo que se hace es preciso que se actúe recortando en mucha mayor proporción en los elementos claves de la oligarquía. Especialmente destacan las subvenciones políticas y sindicales,( la derecha actúa algo sobre las segundas pero no se ha visto el mismo entusiasmo en las primeras), los medios de creación de las identidades “nacionales”,( ahí no se ha reducido ni un duro) los medios de comunicación públicos ( si el recorte medio es del veinte por ciento en alguna comunidad aquí debería ser el doble), la subvención ideológica a los aparatos culturales ( que decir del Psoe que se despide repartiendo pasta a sus artistas) y los INIllos que han surgido por doquier y que, por ejemplo, en Castilla la Mancha ya se están eliminando.
Supongo que no bastará y hay que decidir que aeropuertos se cierran, que autopistas se mantendrán preferentemente o que líneas de AVE, incluso recién abiertas se van a quedar sin servicio.
Si naciones tan queridas como Argentina han sido un ejemplo de lo que no debió hacerse, otras como Gran Bretaña nos muestran como desde la postración se puede iniciar un relanzamiento; mas recientemente la propia Alemania ha actuado en el mismo sentido. Pero para todo ello hay que hablar más claro y discutir más directamente

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