miércoles, 11 de mayo de 2011

Sobre el homicidio de Ben Laden en el confidencial digital

No es un análisis ético.
Malas noticias una semana después.
                     
Se ha discutido mucho sobre la moralidad inmoralidad de la muerte, digámoslo así para no adelantar juicios, de Ben Laden a mano de los comandos de Obama.

También sobre la legalidad o ilegalidad de ese homicidio. En el debate tienen importancia las primeras mentiras de los portavoces norteamericanos, si estaba o no Ben Laden armado, si uso a una mujer como escudo o la tirotearon al huir, cual es el tipo de resistencia de una persona desarmada frente a un comando que justifica su ejecución inmediata etc. Creo, sin embargo, que los sucesos de Pakistán son preocupantes por razones ajenas a la ética, más bien como muestra de un fracaso estratégico y como indicio de una situación de debilidad.

Lo primero desconcertante es que pese a las afirmaciones estadounidenses al respecto, Ben Laden estaba vivo diez años después de cometer el mayor atentado terrorista. Diez años, dos invasiones, miles de muertos más tarde, allí seguía, con su familia, impune, viviendo no en una cueva o a la fuga sino en una casa. El legislador norteamericano la ha emprendido con los pakistaníes, volveremos sobre ello, pero alguien debería detenerse en el enorme fracaso que supone que un terrorista de esa importancia no sea localizado con el empleo de medios tan amplios como los de los aliados. Se prueba además que la capacidad de infiltración en Al qaeda es nula mientras el grupo o sus aliados controlan información y medios tanto en el gobierno afgano como en el pakistaní y quien sabe en cuantos más.

Recordemos que se invadió Afganistán por la no entrega de Ben Laden. Visto lo visto nos podíamos haber ahorrado el desastre afgano con el uso adecuado de comandos o bombarderos. El poder terrorista se extiende no a las zonas tribales sino a los núcleos urbanos. Cuando se invadió Irak era por las armas de destrucción masiva, pues ahí tienen un país que tiene la bomba atómica cuyos servicios de inteligencia han colaborado (supuestamente) en atentados como los de Bombay y tienen mucho que decir sobre la feliz residencia del yemení.

El asunto es serio pues prueba que los gringos, de ciertos servicios que han financiado, no pueden esperar ni la entrega del enemigo más odiado. Roma fue más eficaz y rápida con Aníbal de lo que ha sido Estados Unidos con Ben Laden pese a la lentitud de los medios de transporte.

Me temo que la sobreactuación de Obama a partir del homicidio de Ben Laden predice una pronta retirada de Afganistán que quedará de nuevo en manos de unos talibanes cuyo antiamericanismo no será retórico. Pakistán esta como esta y nadie se atrevería a hacer predicciones sobre lo que espera allí.

La decisión estadounidense de asesinar a Ben Laden, no encuentro otro término para la ejecución realizada por el comando que tenía los medios para sacarlo de allí hacia un portaaviones, prueba además otro hecho sobre el que se ha pensado poco. Ni Obama, ni la administración en su conjunto, ni los aliados, ni las oposiciones políticas piensan que sean tan fuertes como para llevar al criminal a un tribunal en suelo estadounidense y ahorcarlo tras un juicio donde se muestre la sinrazón del sujeto y la superioridad de quienes le han apresado. No hay “Vencedores y vencidos” con el fiscal increpando al tipo que lanzó tres aviones de pasajeros contra edificios repletos a su vez de gente, no hay “Eichmann en Jerusalén” con toda la controversia teórica que llenó algunas de las mejores páginas de la época. Clinton pudo matar a Ben Laden y falló, a Bush se le escapó de Tora bora, diez años han hecho falta para encontrarlo y para reconocer que no se le podía llevar a juicio, que no había fuerza para ello; en este caso Obama encarna un “no, we can’t”.
José Miguel Serrano es profesor titular de Filosofía del Derecho de la Universidad Complutense de Madrid.

No hay comentarios:

Publicar un comentario