Con cierta repugnancia
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Lo peor son las excusas con las que nos toman por tontos. Con una autorización para mantener una zona de exclusión aérea acaban de cargarse a tres nietos de Gadafi, en un claro intento de magnicidio y luego mienten diciendo que no persiguen blancos individuales.
De niños jugábamos a tirar piedras al aire al grito de “lo que cae del cielo no hace daño”. Esta parece ser la excusa anglosajona, si es con bombarderos, misiles crucero o drones el ataque a civiles no lo es tanto. Si alguien encuentra diferencia moralmente relevante entre estas argumentaciones y los daños no buscados en las bombas que para matar a un soldado matan a veinte civiles en un mercado que me la expliquen. Habrá que pensar que cuando matamos los buenos, matamos con bondad y que todo vale, incluso aprobar una resolución farisaica y mantener una política de acción en la que se miente directamente a la opinión pública.
Si en España hubiera Parlamento alguien preguntaría cual es la implicación de nuestras tropas en esto y si el Gobierno español ha sido informado de la sana intención de liquidar a Gadafi y familia como medio de mantener exclusiones aéreas. Se ha logrado la cuadratura del círculo o el colmo del cinismo. Se consigue que Gadafi no bombardee desde el aíre a base de una serie incontrolada de bombardeos desde el aire por parte de terceras potencias. Me ha gustado el portavoz militar “la Otan no persigue objetivos individuales”. Pues eso, ya se sabe que las familias no son objetivos individuales, daba igual el nieto que fuera o incluso, por mantener la igualdad de género, haberle atizado a una nieta.
¿Qué nos dirá la ministra? España líder de la política mierdecilla, incapaz de disparar directamente contra piratas violadores en el Indico, que premia a sus terroristas con liberaciones “garantistas y que ha mantenido unas normas de enfrentamiento en Afganistán propias de la policía municipal de la Aljorra no tendrá nada que decir. Mandemos otro avión, creo que quedan un par de sobrinos.
De niños jugábamos a tirar piedras al aire al grito de “lo que cae del cielo no hace daño”. Esta parece ser la excusa anglosajona, si es con bombarderos, misiles crucero o drones el ataque a civiles no lo es tanto. Si alguien encuentra diferencia moralmente relevante entre estas argumentaciones y los daños no buscados en las bombas que para matar a un soldado matan a veinte civiles en un mercado que me la expliquen. Habrá que pensar que cuando matamos los buenos, matamos con bondad y que todo vale, incluso aprobar una resolución farisaica y mantener una política de acción en la que se miente directamente a la opinión pública.
Si en España hubiera Parlamento alguien preguntaría cual es la implicación de nuestras tropas en esto y si el Gobierno español ha sido informado de la sana intención de liquidar a Gadafi y familia como medio de mantener exclusiones aéreas. Se ha logrado la cuadratura del círculo o el colmo del cinismo. Se consigue que Gadafi no bombardee desde el aíre a base de una serie incontrolada de bombardeos desde el aire por parte de terceras potencias. Me ha gustado el portavoz militar “la Otan no persigue objetivos individuales”. Pues eso, ya se sabe que las familias no son objetivos individuales, daba igual el nieto que fuera o incluso, por mantener la igualdad de género, haberle atizado a una nieta.
¿Qué nos dirá la ministra? España líder de la política mierdecilla, incapaz de disparar directamente contra piratas violadores en el Indico, que premia a sus terroristas con liberaciones “garantistas y que ha mantenido unas normas de enfrentamiento en Afganistán propias de la policía municipal de la Aljorra no tendrá nada que decir. Mandemos otro avión, creo que quedan un par de sobrinos.
José Miguel Serrano es profesor titular de Filosofía del Derecho de la Universidad Complutense de Madrid.
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