Como ha dicho el diputado italiano Luca Volonté, en un desayuno organizado por “Profesionales por la ética”, Zapatero convirtió a España en la Isla de los Juegos del celebre cuento Pinocho de Carlo Collodi. La juventud española, y no sólo la juventud, se vio atrapada en el pasado decenio por un discurso de goce inmediato, de constantes derechos, de espejismos de liberaciones, que se han mostrado como el truco utilizado para esclavizarla de por vida.
En determinado momento la diversión se ha acabado y miles de jóvenes, y no tan jóvenes, se encuentran como los niños del cuento, convertidos en burros utilizados en la producción, vendidos al mejor postor. Nunca en la reciente Historia la juventud española en su conjunto se ha visto expuesta a una frustración como la que ahora se vive.
El cuento de Collodi sirve para enmarcar, de forma insuperable, todo un periodo de la Historia de España. Explica el espejismo que atraía a toda Europa y que se traducía en el atractivo del país de Zapatero, en aquellos tiempos de portadas victoriosas y laudatorias, cuando se viajaba y aún sin sorna todo el mundo nos preguntaba por Zapatero. El problema ahora es doble. Por un lado, la crisis ha hecho ver más allá de los errores de gestión, lo endeble que era todo el discurso y todo el proyecto, que dependía de un crecimiento ilimitado artificialmente hinchado. Por otro, los engañados han despertado y su ira se esta convirtiendo en un problema que supera los límites del zapaterismo.
Si el pesimista afirmaba que el pueblo nunca cree que quien habla enfáticamente diga tonterías, hoy en día debemos reconocer que se ha hablado tan enfáticamente y se han dicho tantas tonterías que se ha despertado incluso al más ingenuo.
En determinado momento la diversión se ha acabado y miles de jóvenes, y no tan jóvenes, se encuentran como los niños del cuento, convertidos en burros utilizados en la producción, vendidos al mejor postor. Nunca en la reciente Historia la juventud española en su conjunto se ha visto expuesta a una frustración como la que ahora se vive.
El cuento de Collodi sirve para enmarcar, de forma insuperable, todo un periodo de la Historia de España. Explica el espejismo que atraía a toda Europa y que se traducía en el atractivo del país de Zapatero, en aquellos tiempos de portadas victoriosas y laudatorias, cuando se viajaba y aún sin sorna todo el mundo nos preguntaba por Zapatero. El problema ahora es doble. Por un lado, la crisis ha hecho ver más allá de los errores de gestión, lo endeble que era todo el discurso y todo el proyecto, que dependía de un crecimiento ilimitado artificialmente hinchado. Por otro, los engañados han despertado y su ira se esta convirtiendo en un problema que supera los límites del zapaterismo.
Si el pesimista afirmaba que el pueblo nunca cree que quien habla enfáticamente diga tonterías, hoy en día debemos reconocer que se ha hablado tan enfáticamente y se han dicho tantas tonterías que se ha despertado incluso al más ingenuo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario