Las traduzco mas o menos libremente de "Una carta abierta al Gobernador-General, Quadrant, septiembre, 1995, p 19.
Si escribo hoy, es porque sencillamente no tengo elección: estoy obligado a hacerlo.Pertenecer a una comunidad civilizada implica obligaciones- una de ellas, según parece- es el deber de responder a su discurso del 21 de junio sobre eutanasia y otros puntos puntos fundamentales de la ética social.....
Me parece que usted confunde aquí dos ordenes de valores. Ya Pascal nos enseñó a distinguir entre lo que el llamó grandeza institucional y grandeza natural: Cuando usted rinde respeto (como se debe) a reyes, presidentes gobernadores- bien sean sabios estadistas o babuinosborrachos- Lo hacemos no como un homenaje a sus cualidades personales (que son irrelevantes), sino como como una homenaje a su función. Cuando rendimos respeto a cualquier ser humano por su humanidad desnuda- sea un santo o un criminal, un héroe o un idiota- rendimos homenaje a la grandeza natural del hombre, que es sagrada, universal e irreductible.
Que su vida sea actualmente tan "plena y satisfactoria" como usted considera es una cuestión que no me aventuraré a valorar- al final, cada uno de nosotros debe evaluar esto por si mismo.
Mi pregunta, sin embargo, es esta: ¿Como sabe usted que, en el orden de Pascal de "grandeza natural", la condición de un Viejo Bill Hayden en una silla de ruedas, senil, incoherente, amnésico e incontinente significaría una degradación de la plena humanidad que supuestamente ha gozado como Gobernador- General?
La sociedad que cesa de percibir que debería respetar la "grandeza natural" de un anciano senil, incontinente y amnésico tanto como debe respetar la "grandeza institucional" de su Gobernador-General simplemente ha abandonado el principio fundamental de la civilización y ha cruzado el límite de la barbarie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario