martes, 30 de mayo de 2017

Friedrich Georg Jünger y el ocio.

Aquí una inspiración que muy bien pudo recibir Gómez Dávila:  "El ocio y la actividad libre  no son estados accesibles a todo el mundo ni totalmente independientes de la técnica.  Un hombre liberado del trabajo no se vuelve por ello apto para el ocio; un hombre que gana tiempo no  logra sin más la capacidad de emplear ese tiempo libre en otras ocupaciones, pues, ciertamente, el ocio no es un simple no hacer nada, un estado que pueda ser determinado negativamente si ha de ser fructífero, presupone más bien una vida inspirada y espiritual que le confiere sentido y dignidad. Un otium sine dignitate  es holgazanería hueca, y, como reza el dicho, la pereza es la madre de todos los vicios. El ocio tampoco es, como muchos suponen, una pausa en el trabajo  , es decir, un tiempo delimitado; más bien, según su concepto, es ilimitado e indivisible, y de él surge toda labor significativa. El ocio es la condición previa de todo pensamiento libre, de toda actividad libre."
Como dice don colacho: La cultura no llenará jamás el ocio del trabajador, porque sólo es el trabajo del ocioso.

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