miércoles, 24 de mayo de 2017

Berberova contra Nicolás II.

No se si acabaré perdonándole este duro juicio a Nina Berberova sobre San Nicolás II: "Pero el principal culpable,el que siempre impidió que el país evolucionara hacia un régimen parlamentario, el que no permitió que cadets ni socialistas se iniciaran en los asuntos de Estado, quien no hizo sino deshonrar al pueblo durante veintitrés años, creyendo que bastaba recitar la oración El ungido del Señor  el día de su coronación para serlo realmente, ese hombre no expió en absoluto sus fechorias muriendo como un, digamos, mártir. La idea de que la muerte de un individuo pueda borrar los errores de su vida es un prejuicio sentimental. La muerte no puede redimir la vida, es una parte integrante de ella. Por más que lancemos unánimemente el anatema contra nuestro Cambises de los años treinta y cuarenta, el Zar es el causante de la desgracia de Rusia."
Y así se absuelve la Berberova de los coqueteos revolucionarios que les llevaban a creer que podrían cabalgar al tigre bolchevique en nombre del progreso. Y olvida lo fundamental: Un bel morir tutta la vita onora. Parece mentira que quien quiso ser poetisa antes que periodista no se acuerde de Petrarca.

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