martes, 18 de abril de 2017

Manuel Neila y Gómez Dávila

En su libro La levedad y la gracia. Aforistas hispánicos del siglo XX. Manuel Neila dedica un breve capítulo a Gómez Dávila reedición del que publicó en su momento en la Revista Turia. Hay una selección de escolios, muy bien escogidos.
El libro abre todo un abanico de autores hispánicos que han practicado la escritura breve e ilustra a los adeptos sobre figuras no siempre bien conocidas, al menos en esta faceta. Entra a distinguir entre máxima, aforismo y fragmento, y reconozco que me quedo como estaba, como viene sucediendo en un género que se ha vuelto tan personal.
Con Gómez Dávila repite alguna de las inexactitudes menores que han corrido, lo del polo y lo de García Márquez, y comete a mi juicio una injusticia, le tacha de moralista, a don Nicolás Gómez, que abominaba de la ética en uno de cada diez escolios. Ve en el reaccionarismo, su principal atractivo, una cierta traba. Por lo demás le hace justicia colocándole entre los mejores aforistas en nuestra lengua.
He aquí algunos párrafos:

"El moralista colombiano Nicolás Gómez Dávila ( Cajicá 1913-Bogotá 1994) fue un escritor inclasificable e inconfundible, a quien no le disgustó ser calificado de "reaccionario estético"....Nicolás Gómez Dávila pertenece  a esta especie de hombres dominados por la nostalgia señorial, para los cuales cada uno de sus actos- incluida la escritura- se supedita a ciertas prescripciones éticas. Su nostalgia señorial cumple una función  análoga en cierto modo al espíritu utópico, pero opuesta al mismo: análoga, por la negación del mundo presente; opuesta, por la inclinación al pasado.....Profesa, pues, un pensamiento reaccionario, cuya eficacia se halla más  en lo que niega (los errores tanto del liberalismo, como de la democracia o del comunismo), que en lo que afirma (los prejuicios del perfecto reaccionario); un pensamiento que, a la postre, seduce por su ironía, por su lucidez y por sus paradojas. La eficacia estética de sus ideaciones suple con creces la aparente falta de sentido histórico."
Sorprende esta mención a la falta de sentido histórico cuando reconoce en don Nicolás un gran lector de Tucídides y Burckhardt y cuando recoge en la selección este magnífico escolio " La historia exhibe demasiados cadáveres inútiles para que sea posible atribuirle finalidad alguna".

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