jueves, 25 de febrero de 2016

Zenon y el limite del aggiornamientto


Hace tiempo que la paradoja de Aquiles y la tortuga quedó resuelta no sólo en la evidencia aparente sino de forma lógica. Sin embargo, la paradoja puede ser útil para entender lo que le ocurre a la cultura cristiana, y al mismo cristianismo, con ciertos intentos de amoldarse al mundo contemporáneo.
En efecto, más que la imposibilidad lógica de que Aquiles alcance a la tortuga, el problema es que la tortuga, por mucho que Aquiles quiera, nunca se queda donde llega el héroe.  También podríamos aceptar que la velocidad del cambio de cada uno convierte más bien a la Iglesia en tortuga y al mudo contemporáneo en Aquiles, pero eso siempre se superaría imprimiendo velocidad al cambio en una época en la que las naturalezas biológicas no parecen tan importantes.
La cuestión, sin embargo, es que el mundo contemporáneo en su cultura dominante se define por dos rasgos fundamentales. Uno es que el hombre es Dios, es decir, el antropoteismo que excluye un Ser Superior. Parafraseando a Bakunin si Dios está el hombre no es libre.
El segundo elemento es que   la liberación viene del hombre por sus propios medios y no es admisible otro tipo de liberación.
Desde este doble postulado se explica que no hay nada que un cristiano auténtico pueda hacer para incorporarse a los elementos definitorios de la cultura dominante. Debería renunciar o al reconocimiento de la divinidad o a la Redención. Por mucho que el intelectual, el clérigo o el prelado aggiornado quieran hacerse el simpático, su propia presencia genera antipatía.
El contemporáneo en el esfuerzo de liberación con la técnica, la economía o la revolución tiene en el creyente a un rival totalmente incompatible. Este rival no puede invocar una libertad para recibir una debida tolerancia, pues en la propia definición de libertad del contemporáneo se encuentra la necesaria muerte de Dios y de todo el que confiese su presencia.
Ciertamente como los hombres supersticiosos al parecer necesitan algo de religión, hay un interés parcial, temporal, en que la religión se vaya disolviendo en la tortuga. Pero no podemos confundirnos, es una cuestión temporal, lo que en su momento se definió como compañero de viaje. Pasado el tiempo también el aggiornado recibirá su ración de palo.
Y el palo no se recibirá principalmente en la asaltante en lencería, que muestra su radicalidad y en cierta forma su estulticia sino en quienes logran convertir el testimonio de la Presencia en pura filantropía, quienes cambian a Dios por una gestión profesionalizada de las miserias humanas, con la vana promesa de que están terminando con ellas

2 comentarios:

  1. El Cristianismo representa y es Sabiduría.

    https://www.youtube.com/watch?v=qWlrazStYC4


    Florbela Espanca


    Quiso Dios otorgarme el mágico don de ser sensible
    Como el diamante a la luz que lo ilumina.
    Darme un alma fantástica, imposible:
    –¡una danza de color y fantasía!

    ¡Quiso Dios hacer de ti la ambrosía
    De esta pasión extraña, ardiente, increíble!
    Erguir en mí la antorcha inextinguible,
    ¡Como un cincel grabando una agonía!

    ¡Quiso Dios hacerme tuya… para nada!
    –Vanos, mis brazos de crucificada,
    ¡Inútiles, esos besos que te di!

    ¡Anda! ¡Camina! ¿Hacia dónde?… pero ¿por dónde?…
    Si con uno de tus gestos la sombra esconde
    El camino de estrellas que tracé…


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  2. Es exactamente así, José Miguel. Es lo explica, por ejemplo, el martirio de la Guerra Civil. De hecho, es una piedra de toque, diría, poniéndome un poco frívolo. En el católico hay una imposibilidad ontológica de confusión con el mundo.

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