Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora, a su afán ansioso lisonjera;
Mas no de esotra parte en la ribera
Dejará la memoria, en donde ardía:
Nadar sabe mi llama el agua fría,
Y perder el respeto a ley severa.
Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,
Venas, que humor a tanto fuego han dado,
Médulas, que han gloriosamente ardido,
Su cuerpo dejará, no su cuidado;
Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado.
Nuestro gran Quevedo, grandes ingenios de la creación, debería retomarse los clásicos, la inteligencia que tenían nada que ver con la de hoy, el nivel de las obras era altísimo, comparado al actual.
ResponderEliminarLa poesía nos invita a otras sensaciones del saber: " Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado", no es cualquier cosa...porque no todo el polvo será enamorado, bien que lo sabía el maestro.