domingo, 12 de julio de 2015

Un antibioetico en la radio.

Acudió nuestro antibioético a la radio para discutir (comentar en la neolengua) la Sentencia del TC sobre objeción de conciencia. Nada debería sorprender a nuestro antibioético. Siendo una radio declaradamente progresista se atacaría la Sentencia y cierta forma de aprovecharse de la objeción que ponía en peligro "derechos de terceros".
Nuestro antibioético estaba dispuesto a transigir, "vivir es transigir y transigir es envilecerse". Quiere decirse que pensaba practicar un discurso bioético sobre la objeción de conciencia. Simplificando podría exponerse mas o menos así: Nuestro Estado contemporáneo esta tan preocupado por la dignidad de la persona y la libertad de conciencia que reconoce la objeción de conciencia a realizar ciertos actos obligados por la Ley con límites, evidentemente, en la sinceridad de la objeción y en el mantenimiento del Estado de Derecho. Incluso estaba dispuesto a no recordar el aserto de Gómez Dávila según el cual el Estado contemporáneo no busca súbditos sino cómplices. De esta forma no pensaba referirse a sus sospecha sobre el funcionamiento de la objeción de conciencia como una válvula de seguridad de la olla express para evitar que ante la clara injusticia de ciertas leyes los sujetos no tuviesen mas salida que la desobediencia.
Pero el debate sobrepasó las expectativas del antibioético. La lectura sospechosa de la olla express parecía aún demasiado complaciente frente a lo que oía. La objeción de conciencia se convertía en un modo de acción de la conciencia progresista contra las leyes y decretos de la "derecha". Desde la atención sanitaria a las calificaciones en la enseñanza el objetor era un militante que pretendía la inaplicación de la Ley, ilegítima por su origen ideológico. Por supuesto, este método de acción le estaba vedado en origen a los retardatarios de la derecha cuya conciencia aparecía como un insulto directamente a los derechos de la salud sexual y reproductiva. El uso alternativo de la objeción de conciencia adquiere todo su carácter transformador. La cosa no era sólo una desviación  de contertulios e intervinientes por teléfono. Era una clave interpretativa. Leamos así una parte importante de las Sentencias del Tribunal Europeo de Derechos Humanos o de la Corte Interamericana y veremos mas claro que en una decena de manuales.

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