viernes, 17 de julio de 2015

Paradojas de la opresión Americana.

La Iglesia opresora y pecadora que se repartió América con acuerdo del Pontífice convirtió al catolicismo el subcontinente, salvo que se quiera pasar toda la responsabilidad a los gobernantes españoles y portugueses que coincidieron un periodo. En cambio la consciente de su identidad latinoaméricana se está quedando sin feligreses. Terrible paradoja de la condición humana.

4 comentarios:

  1. Ahora está cerca ya de cumplirse noventa años desde el momento en el que viera la luz pública aquello que escribiera D. José Ortega y Gasset:

    – “una de las máximas desdichas del tiempo es que, al topar las gentes de Occidente con los terribles conflictos públicos del presente, se han encontrado pertrechadas con un utillaje arcaico y torpísimo de nociones sobre lo que es una sociedad, colectividad, individuo, usos, ley, justicia, revolución, etcétera. Buena parte del azoramiento actual proviene de la incongruencia entre la perfección de nuestras ideas sobre los fenómenos físicos y el retraso escandaloso de las ciencias morales”.

    Pero, aún con anterioridad, el mismo, Ortega, había escrito y publicado también aquello de:

    – “El día que vuelva a imperar en Europa una auténtica filosofía (única cosa que puede salvarla) se volverá a caer en la cuenta de que el hombre es, tenga de ello gana o no, un ser constitutivamente forzado a buscar una instancia superior”.

    Pues bien, de terribles conflictos públicos y de azoramiento de la opinión pública globalizada, en nuestra época actual ya adentrada en el Tercer Milenio de la Era Cristiana; de todo ello, es de temer, como mínimo, el que nos hallemos ahora en situación de aún mayores peligros que los que caracterizaban aquellos aciagos tiempos de hace un siglo y que eran motivo de insistente consideración para el certero y prestigioso pensador filosófico citado –aciagos tiempos de hace un siglo, de los cuales tantas y tan aniquiladoras activas secuelas y tantas y tan sobrecogedoras cicatrices hemos heredado las generaciones subsiguientes–. Y es que la brecha, de la incongruencia entre la perfección de nuestras ideas sobre los fenómenos físicos, por un lado, y el retraso escandaloso de las ciencias morales, por el otro lado, cada vez es brecha más patente y determinante.

    Y, como es obvio, la capacidad dañina de tal brecha es debida a que los fenómenos físicos cada vez aparecen más palpables y comprobables para la Ciencia, con el añadido de que los naturales límites humanos para llegar al pleno conocimiento científico de la esencia natural o sobrenatural de la materia física, así como para llegar al necesario conocimiento de las circunstancias y las fuerzas y las leyes modificativas de la misma materia, son límites que cada vez parecen ser como más alcanzables. Mientras que, por su parte, las ciencias morales disponibles (teológicas, filosóficas, ideológicas, sociológicas, políticas, jurídicas, etc.) cada vez se alejan más y más de sus naturales y necesarios fundamentos conceptuales de trascendencia eterna y de universalidad, amén de también alejarse de los correspondientes fundamentos de dignidad, justicia, bien común, etc. Por todo lo cual y para perdición suya, el hombre (quienes han de iluminarle espiritualmente) se considera cada vez menos forzado a buscar y procurar conocer (de manera convincente) una instancia superior que motive y justifique su existencia.
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    Mi muy estimado Profesor, no sé si lo que antecede podría contribuir a dar explicación al hecho paradójico que usted pone de manifiesto. Pero ello es lo que, de manera abreviada en lo posible, se me ocurre en este momento. Le felicito por lo acertado y constante de su magistral empeño.

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  2. Magnífico comentario Señor José Antonio, el hombre se ha alejado mucho de la moralidad, anda tan perdido que ya no sabe ni quien es. Y la propia vida está solicitando retornar a los cauces humanistas.

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  3. Para la amable persona (Sra./Sr.) autora del segundo comentario, vaya con estas palabras la compensación de mi debida deuda de cortesía para con ella; deuda por causa de su tan favorable calificación concedida a mi voluntarioso primer comentario que antecede.

    Pero es que además creo que debe serle agradecido, a la misma referida persona, su valioso gesto de reivindicar la moralidad como medio primordial para poderse retornar a los cauces humanistas propios del trascendente devenir existencial de la Humanidad.

    Pues bien, lo dicho me da ocasión a intentar adentrarme unos pasos más en el tema comentado. Y así, ante un panorama tan amenazador para el futuro inmediato venidero de la Humanidad, como lo es el panorama masificador inane que pujante totalitario desde hace tres siglos contemplamos en nuestro alrededor, habrá que apelar a las conciencias sensatas y conscientes de su responsabilidad, y habrá que hacerlo con toda la energía posible. De tal modo que, aun cuando ya haya sido dicho en otros lugares y momentos, conviene repetirlo aquí y ahora:

    – “Pero es que, si somos sinceros, deberemos empezar por reconocer (dejando a salvo toda posible actuación individual salvable) que la instancia superior fundamental, infalible, absoluta y sobrenatural (Dios) ha sido expulsado de la sociedad humana, en especial de los ámbitos de poder; las pruebas de ello:

    - El hombre reconoce íntimamente que se desconoce a Dios y que ello le lleva a él mismo a abusar de manera egoísta de la cierta Bondad paternal de Dios. Y también debiera reconocer el hombre que no existe indicio de preocupación humana por esforzarse en procurar conocer a Dios de manera satisfactoria, convincente y acertadamente motivadora,
    - la correspondiente Teología (la de inspiración sentimental divina en cada una de todas las almas) es ignorada, cuando no rechazada,
    - los derechos de Dios (como paternal creador del alma de toda criatura), ni se mencionan en relación con cualquier homicidio abortivo o de cualquier otro carácter usual.
    - …

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  4. Gracias Señor José Antonio por su amable atención, son muy interesantes sus palabras. Saludos Cordiales. Teresa.

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