martes, 9 de junio de 2015

El profesor de ética de los negocios. II

Si no entendí mal al profesor la caída del comunismo, o socialismo, es decir de toda alternativa al capitalismo democrático resolvió los problemas éticos; especialmente la manida superioridad moral del socialismo, a la que el ético de los negocios no presta atención pero ahí la tiene como amenaza.
Ya sea por la posición de Mandeville, los vicios privados crean virtudes públicas, ya por la creencia utilitarista de que la búsqueda racional del propio beneficio siempre crea un sistema social mejor donde se desarrolla un individuo libre y bueno, el caso es que el capitalismo sin alternativas generaba un sistema libre y desregulado, muy desregulado o muy autoregulado, en el que eran superfluos hasta los estados, menos Estados Unidos, por la aparición de las Agencias que lo garantizaban todo.
He aquí, sin embargo, que sobrevino la crisis financiera, con las dudas sobre los productos sofisticados, muchos estafas poco sofisticadas. Se hizo patente que el desastre incumplía la "promesa" implícita en el régimen triunfante: riqueza para todos y para todas en permanente progreso.
El problema no es sólo la crisis coyuntural, que se supone que se pasa, sino la evidencia de que "el sistema no es sostenible". Me temo que lo que se dice no es que no sea sostenible el número de millonarios sino las "altas prestaciones sociales" en los países desarrollados.
El profesor reapareció esos años con gran fuerza. No fue como me temía para decir que el sacrificio y la austeridad impuesta eran éticos. Desde siempre sabemos que como dijo don colacho sólo es virtuosa la pobreza voluntaria; no, el profesor vino a decirnos que esto lo arreglaba él. La crisis había sido una crisis de valores, no bursátiles, sino morales y todo se resolvería con mas moral. Una parte de esa moral aparecía  en códigos permanentemente renovados, otra no fué moral sino resoluciones judiciales puras y duras que demostraron que la ética y la autoregulación terminaban en juez y en una sanción, con detenciones con grilletes, al viejo estilo de cuando no se creía que los vicios privados generasen virtudes públicas.
La otra solución venía por un aumento sustancial de las clases de ética. Unas iban a un casuismo que hubiera sorprendido e irritado incluso a los criticados por Port Royal. Otros andaban cerca de los gestos exteriores que tanto han alimentado continuamente la desviación farisea El caso es que el triunfo del profesor parecía imparable en su doble esfuerzo de encubrir y complacer. Nunca se había hablado tanto de ética, el fallo era ético y la solución ética.
Pero he aquí que algunos montaraces volvieron al principio y cargaron contra la falta de ética del sistema que se suponía ético. La contradicción no estaba sólo en la corrupción, inherente a toda forma humana de organización social, sino en la imposibilidad de cumplir la promesa. Aquí viene la sorpresa. Lo que hace años era una vindicación sofisticada, socialismo y marcha de la historia, se vuelve ahora pura venganza, socialismo y ruina equitativa. El profesor lo tiene ahora difícil desde la ética. Pero ese es otro capítulo.

2 comentarios:

  1. ¡Sorprendente profesor!, ingenioso y magistral artículo,.

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  2. ¡Este profe no pasa inadvertido!

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