miércoles, 4 de febrero de 2015

Embrión de de tres padres. Hoy en la Razón. Se saltan otra línea roja.

La Cámara de los Comunes ha aprobado en el Reino Unido un proyecto de Ley para permitir una innovación en las técnicas de Reproducción Asistida. Con cierta exageración se ha afirmado que se trata de crear un sujeto de dos madres y un padre o con ADN de tres sujetos. Ciertamente el ADN mitocondrial del óvulo fecundado receptor no llegará al 1/100 del ADN  total del nuevo sujeto y no parece correcto atribuirle dos madres.
Realmente frente a las pretensiones revolucionarias de los promotores estamos ante un caso más de manipulación destructiva de embriones de resultado incierto. La pretensión terapeútica es dudosa, en principio no se cura a nadie existente,  sino que se destruye un cigoto, manipulando dos, para conseguir quizás no transmitir una enfermedad mitocondrial.
En definitiva parece una pretensión de abrir un nuevo mercado, de nuevo llamado terapeútico, aunque no afectaría más que a 1/6.500 de los posible nacimientos y además no tenemos todavía evidencias de que la compleja manipulación vaya a tener el resultado pretendido sin provocar otros perjuicios. Se ha construido de nuevo otro complejo debate de trascendencia mediática, siempre con la excusa de la terapia, cuyo resultado más evidente es la minusvaloración  del estatuto del embrión y unas pretensiones de acceso a la “reproducción sin riesgo de transmisión de enfermedades” que dista de estar probada.

Por supuesto otra parte del debate se centra en el hecho de la ulterior transferencia de embriones manipulados genéticamente. En principio parecía que ahí estábamos ante una línea roja que no se traspasaría.  Los partidarios de la nueva ley  aducen que no hay verdadera manipulación genética sino una trasferencia de núcleos,  pero con la propaganda en torno al caso parecen prepararnos para seguir avanzando en un proceso manipulador que ya previeron los primeros críticos de las técnicas. La  intención beneficente, de hecho, vuelve a funcionar  como  coartada.

1 comentario:

  1. PROCREACIÓN SEXUAL TRI-PROGENITORA

    Resulta indudable que la procreación reproductiva de los individuos vivientes forma parte de los planes creacionales divinos, a efectos de perpetuar y dar evolución a la vida terrestre. El sistema procreador establecido por los más primitivos y simples seres vivientes habidos, fue algún sistema de elaboración individual; hasta que, como fruto de la evolución acumulada a lo largo de indeterminable número de miles de millones de años, hubo individuos que conocieron las ventajas de cooperar en parejas de miembros de la misma especie para procrear un mismo individuo filial –o varios o muchos–. Dando lugar, con ello, al surgimiento del sistema sexual.

    La teología natural enseña que, en todo surgimiento de nueva vida, se necesita un esencial componente motor individual; se necesita un alma. Y la creación y la asignación del alma son de competencia exclusiva de Dios. Así, siempre que Él siente la presencia de un viable elemento o semilla germinable o fecundable, Él paternalmente le infunde respectiva alma, alma debidamente dotada e inspirada a efectos motores y guías existenciales. E, inmediata o simultáneamente con la toma de posesión, por parte del alma, del elemento o semilla germinable o fecundable, las almas del progenitor o de los progenitores que intervienen inspiran la nueva alma con sus respectivos “códigos genéticos genealógicos”, y lo hacen a efectos funcionales genéticos y a fin de que esta nueva alma sepa, desde su primer instante existencial, sepa cómo actuar para ir dotándose de propio organismo corporal y poder sobrevivir conforme a las enseñanzas genéticas elaboradas de modo acumulativo por todos sus antecesores en las larguísimas cadenas genealógicas concurrentes en él.

    Pues bien, en el caso ahora pretendido de que intervengan dos madres, con respectivas aportaciones parciales para la obtención de un único óvulo, ¿qué ocurrirá? ¿Interpretará Dios que el óvulo resultante de esa doble aportación maternal es viable y, en ese caso y tras la incorporación del espermatozoide, Él le infundirá alma a ese conjunto y esta alma podrá conseguir dar vida a un individuo más?

    Porque ahí caben dos posibilidades:

    - Que solamente fuera utilizada como fundamental la aportación gamética de una de las dos madres, y entonces la fecundación y el subsiguiente proceso gestatorio serían los naturales hasta ahora, pero con imprevisibles consecuencias causadas por lo incompleto de la aportación gamética utilizada. O,

    - Que fueran utilizadas como fundamentales las aportaciones gaméticas de ambas madres, y entonces la fecundación y el subsiguiente proceso gestatorio hubieran de ser innovadores; puesto que la nueva alma filial dispondría de tres códigos genéticos genealógicos y resultaría que la nueva criatura surgente habría de:

    - Sintetizar y unificar la información genética contenida en los tres códigos inspirados por el conjunto de los tres progenitores,

    - también debería dar la nueva criatura surgente acomodo a tres grupos de cromosomas –un grupo de 23 cromosomas aportado por el padre, un segundo grupo de 23-X cromosomas aportado por una madre y un tercer grupo de X cromosomas aportado por la otra madre–.

    y con ello, al cabo de unas horas, el cigoto (la nueva criatura) dispondría de 46 cromosomas (pero procedentes de 3 dotaciones génicas, en vez de de 2).

    Finalmente, se me ocurre pensar que los correspondientes análisis de ADN podrían explicar lo realmente ocurrido, en el aspecto compositivo somático, con la sustitución dicha de los X cromosomas.

    José Antonio Chamorro Manzano

    ResponderEliminar