jueves, 25 de diciembre de 2014

Prolijo.

La vida académica obliga, o excusa, a  la publicación prematura y constante. Cuando vuelves la vista atrás todo es irrelevante, reiterativo, prematuro y mal redactado. Incluso alguno que escribía bien quedo pervertido por el horrible sistema de citas.  Otros arrastramos un pecado original y nunca hemos alcanzado el ritmo correcto de las palabras. Sorprendentemente, o no tanto, en la academia se valora todo lo que hay de tópico, reiterativo y pomposo. Como dijo Cioran nos pagan por ser neutrales. Cambiaría todas esas  páginas por un momento de lucidez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario