jueves, 18 de diciembre de 2014

Inicio del error en mi bioética.

Al aproximarme a la bioética partía de un error inicial. Entendí la aproximación como parte de una lucha cultural. Lo fundamental era construir el argumento, es decir, la apologética. No se si ya entonces se cumplía en mi la aguda apreciación de don Colacho de que la apología encubre falta de convicciones y que la fe no es elocuente. El hecho es que sólo tardíamente, a través de largísimas páginas de discusiones, entendí lo que acabe encontrando inmejorablemente expuesto en Gómez Dávila, nada nos excusa del deber de comprender, parte de la construcción de nuestra propia alma. Luego, quizás, es relevante compartir, con unos pocos amigos lo que se cree haber entendido. De hecho, desde esta perspectiva la lectura de la bioética consiste en ver lo que están haciendo los bioéticos como parte del error moderno. Luego observamos que unos pocos han logrado ilustrar los contornos de lo que estaba ocurriendo. A veces construyendo un sistema en el que algunas intuiciones son verdaderamente esclarecedoras, otras sencillamente acertando en la descripción y en el relato.

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