miércoles, 31 de diciembre de 2014

Humanae Vitae.

Es difícil minusvalorar la importancia de la Humanae Vitae. No es tanto una cuestión  concreta de antropología cristiana o de la inserción de la sexualidad en la persona. No es que sean aspectos menores pero no explican su relevancia y sobre todo el enorme rechazo que suscitó.  La singularidad excepcional  de la Humanae Vitae procede del hecho de su fidelidad   a la posición del cristianismo en el mundo. Casi por sorpresa, en un momento de aparente disolución ante las teorías del humanismo dominante, la Humanae Vitae hace imposible el apaciguamiento. el alineamiento, la sumisión.
Tras la Humanae Vitae   no se puede ya ceder a la permanente tentación burguesa que convertiría, por fin, la religión en una buena justificación de cualquier punto de vista dominante.
Por otra parte, la Huamanae vitae sitúa el punto de vista de la antibioética. ¿como hacer una transformación mediante las ciencias de la vida que omitiendo el problema del mal reconstruya un paraiso "científico" en la tierra, tras los límites que define el texto de Montini? El obstáculo aparece ahí y no debe extrañar que quienes pusieron todas sus esperanzas en las divinizaciones del hombre de postguerra, en la transformación científica, en el nuevo sujeto solidario, en la paz universal construida con un sistema jurídico internacional (que por cierto debía,  como siempre,  olvidar los abusos de los vencedores)  pusiesen todo su empeño en la denuncia de la extraña vuelta atrás de la Encíclica de Pablo VI.
Si la lectura del texto parece prevenirnos contra lo que se podía esperar en el inmediato futuro, la absoluta mercantiliación del la vida prenatal, la generalización del aborto como método de control de la natalidad, la trivialización de las relaciones sexuales entre personas, la razón no se encuentra tanto en una especial clarividencia respecto a lo que vendría sino a un sólido conocimiento de lo que los hombres suelen hacer cuando se dedican a la reconstrucción adánica del Mundo.
La radicalidad de la Humanae Vitae es total precisamente en cuanto hunde sus raíces en la tradición del Génesis y en consecuencia se opone a la administración tecnocrática que finalmente se ha teñido de un fuerte pesimismo incluso respecto a la situación del hombre en el mundo. Aparente paradoja que explica no pocas contradicciones modernas pero que en sus dos posiciones rechaza la idea de un orden superior, previo, no otorgado al hombre ni reconocido por él.
A veces al enfrascarnos en el debate bioético, incluso defendiendo aparentemente las "posiciones" de la Humanae Vitae olvidamos  la radical oposición de cosmovisiones, es decir, la singularidad del texto.
La importancia de la Humanae Vitae persiste pese al hecho de que se encuentra permanentemente amenazada, con riesgo de ser objeto de un olvido u ocultamiento. Precisamente al ser gesto frontal de rebeldía es notorio que debe postergarse cada vez que se pretenda la adoración del Becerro de Oro.
Mas inquietud que la traición de tanto clérigo me produce el hecho de que autores como Gómez Dávila, que tan acertadamente diagnosticaban el mal moderno fuesen incapaces de ver la acertada denuncia del documento, así al menos se nos ha dicho,

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