Compasión y
elecciones. Por José Miguel Serrano.
En principio el suicidio, acto mucho mas repetido de lo que
nos gustaría reconocer, nos produce un escalofrío. Emil Ciorán, nos compartía
que no se suicidan mas que los optimistas, siendo su pesimismo lo que le
empujaba a no suicidarse. Nicolás Gómez Dávila, por el contrario, afirmaba que
la forma mas común de suicidio contemporáneo era pegarse un tiro en el alma.
Cuando una sociedad observa inerme como se constituyen
asociaciones que encubren el homicidio, bajo el eufemismo de suicidio
médicamente asistido, probablemente es ella misma quien se esta
suicidando. Síntoma de ello es el modelo
del “suicidio-homicidio” retransmitido, objeto de propaganda y banalizado .
Recordamos a Robert Hugh Benson y su “Señor del Mundo”
cuando observa la buena conciencia de los administradores-fomentadores de la
eutanasia. Y tenemos que estar de acuerdo plenamente con él cuando advierte del
carácter pretotalitario de la muerte administrada de forma benevolente.
Ante Brittany Maynard
tan sólo nos queda el estupor y el respeto, pero ante quienes convierten su
muerte por ellos administrada en bandera de su acción hacia la extensión de la eutanasia debemos manifestar
tanto nuestra indignación como nuestro
desprecio.
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