viernes, 30 de mayo de 2014

El valor de los informes. Hoy en La Razón.

Reproduzco el artículo que he publicado hoy en la Razón. Evidentemente no había visto el editorial que propone bizcochear el Anteproyecto. Mi posición se explica claramente en diario médico y sobre todo en el informe que publicara el lunes el Comité de Bioética de España.
El valor de los informes. Por José Miguel Serrano. Profesor de Filosofía del Derecho. UCM.

Cuando se produce lo que Prieto Castro denominaba la motorización legislativa, la voluntad del prelegislador ideologizado sólo busca quien le haga una justificación a la medida, lo más breve posible. El proceso de asesoramiento y opinión, la llamada a los sectores afectados, a los organismos que tienen justificada su existencia precisamente en la elaboración de informes, pasan a la categoría de “trámites” que se resuelven de la manera más rápida, una vez que el grupo de mayor presión, probablemente en el origen de la voluntad de hacer la ley, se manifestó en el Anteproyecto.
Los informes entonces, o no se esperan,  o cuando se producen no son tenidos en cuenta, como si fuesen el empeño en retrasar o reducir la norma. La mentalidad radical progresista mira entonces a todo organismo como enemigo, retardatario o en sentido contrario como ratificador de la propuesta. Como en su mentalidad el legislador crea la realidad, y no sólo la jurídica,  lo que sería ya una pretensión bastante grave, toda objeción que apele a algo exterior a la norma es rechazada de plano.
Si recordamos el proceso de la bien denominada Ley Aido, en el  no se atendió a nadie. El informe del Consejo Fiscal fue totalmente ignorado, al Consejo General del Poder Judicial no se le esperó (aunque en este caso no era fácil esperar ante el bloqueo del organismo), no se solicitó informe al Comité de Bioética de España, que emitió uno espontáneo y desde luego no se consideraron las recomendaciones del Consejo de Estado respecto a la manifestación de voluntad de las menores. Hacía falta una ley condonadora de los abusos de los abortos tardíos que se habían denunciado ante la opinión pública por medios de comunicación extranjeros y la ley se hizo con la velocidad fulgurante con la que se cometieron todos los errores de la época Zapatero.

Ahora cuando el prelegislador ha seguido los pasos coherentes con la elaboración de una norma que resuelva los errores y la desproporción de la ley vigente llueven las críticas precisamente a la actitud correcta. Pocos anteproyectos van a recibir un conjunto de sugerencias y enmiendas como el actual Anteproyecto de Ley orgánica para la protección de la vida del concebido y de los derechos de la mujer embarazada. El contraste con el sistema de trágala anterior es notable. Corresponderá al Ministerio de Justicia, en primer lugar, evaluar las aportaciones realizadas y en virtud de ella, esperemos que sin traicionar el espíritu del Anteproyecto, elevar el texto definitivo para la aprobación en el Consejo de Ministros. Así el prelegislador habrá cumplido su cometido y corresponderá al Legislador cumplir con el suyo.

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