viernes, 27 de julio de 2012

"Las religiones políticas en la crítica de Eric Voegelin y Nicolás Gómez Dávila. Una lectura de Rousseau" VI


4.2 Ideas cristianas que se han vuelto locas.

Ciertamente el pasaje de Chesterton, tantas veces mal citado es extraordinariamente revelador, e indudablemente conocido por Gómez Dávila. El pasaje tiene tres elementos: el primero es una sacudida de la religión, específicamente una sacudida del catolicismo, el segundo es la liberación de vicios, pero el tercero y clave de la paradoja es dejar sueltas las virtudes, (cristianas) que producen aún mayor daño. Con Chesterton:

Cuando alguna teoría religiosa es sacudida, como lo fue el Cristianismo en la Reforma, no sólo los vicios quedan sueltos y vagan causando daños por todas partes; pero también quedan sueltas las virtudes, y éstas vagan con mayor desorden y causan todavía mayores daños. Pudiéramos decir que el mundo moderno está poblado por las viejas virtudes cristianas que se han vuelto locas. Y se han vuelto locas, de sentirse aisladas y de verse vagando a solas.[1]

O como afirma don Colacho en Sucesivos escolios a un texto implícito:

La idea peligrosa no es la falsa, sino la parcialmente correcta.[2]

De ahí que la religión democrática pueda compararse con otras formas religiosas, especialmente con el gnosticismo, con quien comparte numerosos elementos, aunque  cabe apreciar también diferencias[3].

Ciertamente el texto de Voegelin, específicamente su “Nueva Ciencia de la Política” había señalado el carácter híbrido del gnosticismo como herejía cristiana pero también como movimiento férreamente anticristiano en cuanto construía una forma de teología civil, al principio meno explícita, disfrazado un supuesto cristianismo:

“El experimento gnóstico de construir una teología civil estaba, sin embargo, sembrado de peligros, que procedían de su carácter híbrido en cuanto derivación del cristianismo…Los movimientos gnósticos no se contentaban con llenar el vacío que suponía la carencia de una teología civil, sino que tendían a eliminar el Cristianismo. En sus primeras fases, el ataque se disfrazaba todavía como un movimiento de “espiritualización” o “ reforma” cristiana, pero en las últimas, al hacérsenos radicalmente inmanente el escatón, se transformó en abiertamente anticristiano.”[4]

Rousseau en este sentido se encontraría en una fase ambigua que permite explicar el cristianismo que le atribuyen Masson o Burgelin: ( cristianismo sui generis desde su negación del dogma trinitario: “Dans l’heritage chrétien, il a choisi ce que lui convenait, ce qui repondait a ses besoins, aux exigences de sa sensibilite et de sa pensee. C’est pourqui, i l’heresite est un choix, un proces en hresie etait pensable. Pourtant le cri de Rousseau: Je sui chretien, n’est pas depourvu de sens. L’opposition du chirstianisme de l’Evangile au christianisme des petres fait, elle aussi, partie de la cdoctrine, et lorsque Rousseau se reconnait fils de la religión de Geneve, c’est dans une tradition qui comportre l’autocritique, qu’il pretend s’inscrire.” Pag 58.

 

No sería, en consecuencia, la religión democrática una forma de panteísmo sino un peculiar antropoteísmo. En sus palabras:

Las religiones antropoteístas forman un grupo homogéneo de actitudes religiosas, que no es lícito confundir con las teologías panteístas. El dios del panteísmo es el universo mismo como vuelo de un gran pájaro celeste; para el antropoteísmo, el universo es estorbo o herramienta del dios humano.[5]

Como señala igualmente Opitz, ese peso de la Gnosis es especialmente apreciado por Hans Urs von Balthasar, de enorme influencia en Voegelin e igualmente en Gómez Dávila:

“la gnosis no deja de brotar  en todas y cada una de las estaciones del desarrollo espiritual de Occidente cuando el hombre, existencialmente hastiado de la fe, busca insensatamente apoderarse de ella; al colocar en el lugar de la redención a través del Dios que desciende en lo “cotidiano” la autoredención del hombre cuya aspiración trasciende lo “cotidiano” y se eleva sobre él”.[6]

La relación sorprendente entre el gnosticismo y buena parte de las concepciones contemporáneas, especialmente el existencialismo heideggeriano es presentada con indudable acierto por Hans Jonas que sin pretensiones de elaboración de una “filosofía de la historia” señala en el último capítulo de su estudio  La religión gnóstica. El mensaje del Dios extraño y los comienzos del cristianismo[7], al menos los siguientes paralelismos: Primero la ruptura entre el Dios creador de un Universo hostil y el Dios desconocido, en consecuencia el abandono del hombre ante un mundo naturalmente inexplicable ( frente a la antigua idea de Cosmos o incluso de Creación que dirige a Dios), segundo el esfuerzo liberador del hombre se realiza a través de una profundización en la alienación respecto al Mundo. Lo que hay que superar es pues el propio Mundo, a través del Salvador venido de fuera y a través del conocimiento “gnosis”. En este segundo caso es claro que el Mundo se supera a través del poder  y como dice Jonas “La superación aquí, por supuesto, no es sino una cuestión de poderio tecnológico”.[8]
No es sólo la ruptura de la idea de cosmos lo relevante aún más lo es lo que Jonas denomina antinomismo gnóstico. Aún siendo menos radical que la muerte de Dios en Nietszche, esta muerte del señor del cosmos dejo una profunda huella en los primeros siglos de nuestra era. La similitud entre ambas épocas en lo que se refiere a la creación de valor la establece Jonas de la siguiente forma “En otras palabras, para todo lo concerniente  a la relación del hombre con la realidad que lo rodea; ese Dios oculto es una concepción nihilista: ningún nomos emana de él, ninguna ley para la naturaleza y, así, ninguna ley para la actuación humana como parte del mundo natural”.[9]


[1]Ortodoxia, p 54.
[2] Cito por Sucesivos escolios a un texto implícito, Villegas Editores, Bogotá, 2005,  pag 12.
[3] En este sentido todo el  artículo de Alfredo Andrés Abad Torres Las raíces gnósticas de la modernidad, “Las últimas páginas del primer tomo de Nuevos escolios a un texto implícito y las primeras del tomo segundo detallan algunas impresiones que Nicolás Gómez Dávila tuviera con respecto al gnosticismo y la supuesta influencia  que sus doctrinas tuvieron en el nacimiento del pensamiento moderno. Dichas impresiones no elaboran una tesis definida pero sí consolidan una visión negativa del movimiento gnóstico  catalogado pro el autor como la fuente perversa d ela divinización del hombre y por ende, de las creencias nacidas en el mundo moderno que se desprenden de tal consideración”. Nicolás Gómez  Dávila- Myslicielwspólczesny?,  Furta Sacra,  Varsovia, 2010. p 239.
[4] Voegelin, Eric , Nueva Ciencia de la Política,Rialp, Madrid 1968, p 252.
[5]Textos, p  63.
[6]Cit Opitz, Ireneo de Lyon Geduld des Reifens, Hans urs Von Baltasar ed Klosterberg Bassel. Beno Schwabe&company, 1943, pag 13.
[7] Jonas, Hans: La religión gnóstica. El mensaje del Dios extraño y los comienzos del cristianismo, Siruela, Madrid, 2003.
[8] Ibidem  p 346.
[9] Ibidem p  349.

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