Hoy en la razón.
Debido al escaso juego de
la denominada eugenesia positiva, ésta se ha reducido a la eliminación
de personas defectuosas. Por una razón fundamentalmente de sensibilidad
no se han extendido estas prácticas al periodo postnatal y por tanto la
eugenesia actúa fundamentalmente a través del aborto. Aunque es cierto
que los utilitaristas radicales, o consecuentes, no han dudado en
escandalizar proponiendo el llamado aborto postnatal, que es el extremo
del eufemismo.
Los argumentos que se utilizaron para disfrazar el carácter eugenésico
de los abortos cuando se trata de previsibles anormalidades del feto,
fundamentalmente la no exigibilidad de otra conducta en la madre
angustiada ante la previsión de la malformación, se han revelado
sofísticos cuando se ha generalizado una auténtica caza de la
malformación, sobre todo en los denominados embarazos de riesgo. Al
mismo tiempo los defectos justificadores cada vez son más nimios
produciendo una especie de derecho al hijo en buenas condiciones.
Incluso en la nación más adversa teóricamente al eugenismo, como es
Alemania, un defecto estético en el labio empieza a aceptarse como
causa justificadora de aborto.
Las máscaras con las que se encubría la tendencia eugenésica acabaron de
caer cuando los tribunales generalizaron la indemnización por no haber
advertido de la posible malformación. El efecto real ha sido en nuestras
sociedades una discriminación al «nasciturus» en razón de sus
probabilidades de ser deficiente y una aceptación generalizada de
prácticas incompatibles con el respeto a la dignidad humana. Así, por
una parte, nuestras sociedades con razón abominan del aborto en razón de
sexo, como causa explícita pues como causa implícita no se controla,
pero por otra han generalizado el aborto por posible malformación.
El efecto discriminador es tan notorio que lo más importante no es el
número de abortos por esta causa, aunque posiblemente se encubren
algunos por la causa general del riesgo para la salud de la madre, sino
el tipo de valores que ha admitido nuestra sociedad.
Es más, apenas se habla de la intensa presión que se realiza por el
sistema sanitario y por la sociedad en general sobre las mujeres que
quieren continuar con la gestación de una persona con malformaciones.
Con la moralización al revés que padecemos éstas son tachadas de
insolidarias o inconscientes, mientras quien aconseja el acto homicida
aparece como humanitario.
Por ello debemos alabar que el ministro de Justicia anuncie en estas
páginas su intención de derogar esta causa justificadora del aborto
que marca a toda nuestra legislación como eugenista y contraria a la
dignidad humana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario