sábado, 12 de febrero de 2011

Sortu: Mareando la perdiz:

Los antecedentes jurídicos han confundido, en buena medida, el debate sobre la aceptación en nuestro régimen político de organizaciones ligadas a lo que se ha autodenominado el MNLV. Mucho bobo jugó al escándalo cuando Aznar pronunció las malditas palabras, MNLV, sin  observar que  aquí se encontraba el quid de la cuestión: el hecho de que la organización terrorista ETA dirigía y controlaba un entramado de empresas, organizaciones políticas, representaciones en organismos públicos o  clubs culturales y deportivos  cuyo único objeto era cooperar en la acción guiada por los asesinos.


Las formas más o menos afortunadas que ha utilizado el Estado  para eliminar la cobertura no deben hacernos perder de vista la cuestión principal de evitar esta relación y esta acción entre la verdadera cabeza, Eta, y sus correas de transmisión. En efecto, en lo que debemos fijarnos  no es en la apología, condenable obviamente por un sistema jurídico que defiende bienes fundamentales, tampoco la famosa no condena, que bien mirado es una cuestión técnica o si se quiere una argucia técnica; pues en sentido estricto no se puede obligar a nadie a condenar nada para que pueda ejercer sus derechos, pues eso es implantar un moralismo extremo o, si se quiere, traer a este cuestión el moralismo extremo que reina entre nosotros.
La cuestión principal es que sigue habiendo una banda asesina, que controla a unas organizaciones políticas y que continua   con armas y no ha renunciado al crimen. Ante esa realidad es absurdo que se deje participar a las organizaciones políticas de la banda, digan lo que digan o cuenten lo que cuenten sobre violencias o no violencias. Por supuesto que era sangrante que aplaudieran los crímenes, pero si no los aplauden y sigue vinculados a la banda, es decir, si practican la hipocresía, el Estado debe actuar contra ellos.  No puede admitirse este juego de participación política primero y disolución ya veremos. Que vengamos de una situación atroz, bombas con presencia en las instituciones o desde las instituciones,  no significa que debamos hacer concesiones para que hagan lo que deben, inaugurando una nueva situación donde a la postre se premian los crímenes pasados.
También así debe entenderse la polémica sobre la continuidad personal. Por supuesto que una persona puede participar en una organización política diversa aunque perteneciese en el pasado a una ilegalizada, y muchas también pueden hacerlo; pero la continuidad personal, mejor la identidad de miembros puede probar que una nueva organización es parte del famoso MNLV, que sigue con su banda  de sicarios tomando ventaja.
Se nos va a argumentar  sobre la dificultad de prueba. Si sacan a la policía de asadores y llamadas a faisanes seguro que las encuentran. Y que se manchen las togas los fiscales en esto, pero no de polvo del camino sino de sudor en el esfuerzo.

1 comentario:

  1. El estado debe ser clemente, según el discurso clásico. Debes pues explicar tu inclemencia en esta circunstancias de victoria

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