Debo confesar mi perplejidad ante el Castilla de Azorín, lo de los trenes tiene sus momentos pero es como digo decepcionante. Hasta que llego, muy tarde, a Una ciudad y un balcón y como coda encuentro esto:
"¡Eternidad, insondable eternidad del dolor! Progresará maravillosamente la especie humana: se realizarán las mas fecundas transformaciones. Junto a un balcón, en una ciudad, en una casa, siempre habrá un hombre con la cabeza meditadora y triste, reclinada en la mano. No le podrán quitar el dolorido sentir."
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