Penetrantes palabras llenas de lucidez y concesión del "anarca". En Pasados los Setenta IV:
1 de julio de 1986
Los divorcios aumentan de forma puramente estadíśtica y con ellos también los del propio entorno: el final del matrimonio como sacramento. El juramento ya no es inquebrantable, como un juramento a la bandera o como testimonio ante el altar y el tribunal. El anarca lo tiene en mucho, pero se lo guarda para sí.
El matrimonio se convierte en el "intercambio de cualidades sexuales"....., así mas o menos lo definió Kant. Es lógico que con ello el principio de culpa resulte caduco o que tan solo funcione en el proceso de alimentación. La culpa presupone proximidad a los dioses, eso es lo que enseña la tragedia. En Strindberg, la culpa esta aun presente, pero tan solo en el espacio ateo. Así también en la consecuencia, cuando se habla de drama.
No hay comentarios:
Publicar un comentario