Al ser obligado a firmar en la Facultad de Derecho Rafael Gibert ponía cada día un poema. Cuando no se le ocurrió ninguno se limitó a escribir "Hoy tampoco firmo".
Mi yo tampoco firmo se limita a reproducir un escolio de Nicolás Gómez Dávila:
"Hay que predicarles egoísmo a los tontos.
Para economizar muertos."
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