jueves, 31 de octubre de 2013

Gnosticismo y religión democrática.

Aqui un pequeño homenaje a don Colacho.
Serrano Ruiz-Calderón, José Miguel (2013) Gnosticismo y religión democrática. Anuario de Derecho Eclesiástico del Estado, XXIX . pp. 365-392. ISSN 0213-8123

lunes, 28 de octubre de 2013

Texto Solón sobre el riesgo de la injusticia y la guerra civil.

Aqui en contraposición el texto ateniense.
“Así la desgracia común llega a la casa de todos, y no la detienen las puertas de
entrada; salta la más alta tapia y da con cualquier, aunque se refugie en el más escondido
cuarto. Mi alma me ordena que enseñe al pueblo de Atenas que la injusticia
trae grandes males al estado, pero que la justicia hace que todo encaje, pone
cadenas al transgresor del derecho, pule lo rudo, modera lo harto, limita el exceso,
marchita y seca los brotes de la ceguera, endereza el juicio torcido y suaviza los
hechos desmesurados, refrena las disensiones, y contiene el rencor de infames
contiendas. El buen orden todo lo humano, encaja y aclara”

Comentario Tirteo.

Pongo este comentario de tema espartano sobre la virtud cívica.
Es hermosa la muerte si se cae en la primera fila
como hombre valiente luchando por la patria
Pero dejar la propia tierra y sus campos profundos
para mendigar, es un dolor que agobia.
por los caminos, por la madre querida el padre anciano, los pequeños hijos y la legitima mujer
pues no ser recibido a donde acuda
bajo el peso del hambre y la ley de la pobreza
y avergonzar su estirpe y el brillo de su apariencia
El deshonor los sigue
pues, si el hombre sin patria no tiene respeto
ni tiene acogida su estirpe futura,
luchemos animosos por la tierra y muramos
por los hijos, sin retener angustiados la vida.

 En la segunda guerra mesenia Tirteo anima a los espartanos a defender sus propiedades repartidas tras la conquista pues en caso de perder sus tierras no podrían esperar nada, especialmente su condición de ciudadanos.
La virtud ciudadana se combina por el propio interés entendido en clave de interés de la familia empezando por los padres ancianos y siguiendo por los hijos.
de nuevo para el espartano queda claro que era peor la vida deshonrosa que la muerte pues la angustia de vivir es peor.
Obsérvese la traducción del honor en algo concreto, casi material, o sin el casi.
Es notorio que la libertad como en el posterior discurso de Pericles depende de la esclavitud de otros.

martes, 22 de octubre de 2013

Texto Cuarta semana. Esquilo. Eumenides

 Pero ya que este asunto se ha presentado aquí, para entender en los homicidios, elegiré jueces, que a la vez sean irreprochables en la estimación de la ciudad, estén vinculados por juramentos, y los constituiré en tribunal para siempre......
Claves:
Cosmología: Se supera el ciclo de venganzas que define la Orestiada mediante el establecimiento de la Justicia Olímpica.
Las palabras son de Atenea diosa de la Justicia (en este caso) que habla por Zeus.
Se establece un Tribunal ciudadano, del Areopago, donde aparece un primer procedimiento, con testigos, juramentos e imparcialidad de los jueces.
Esquilo muestra la confianza en los dioses olímpicos (orden del mundo) y en la democracia ateniense, que expresa esa confianza religiosa

Texto Esquilo cuarta semana.

El texto es de la obra Agamenón: Zeus, quienquiera que sea,  si asi le place ser llamado, con ese nombre yo lo invoco.
Ninguna salvación me puedo imaginar, al sopesarlo todo con cuidado, excepto la de Zeus, si esta inútil angustia debo expulsar de verdad de mi pensamiento.
Estrofa 3.
Porque Zeus puso a los mortales en el camino del saber, cuando establecio con fuerza de ley que se adquiera la sabiduria con el sufrimiento.Del corazón gotea en el suelo una pena dolorosa de recordar e, incluso a quienes no lo quieren, les llega el momento de ser prudentes. En cierto modo es un favor que nos imponen con violencia los dioses desde su sede en el augusto puente de mando

lunes, 21 de octubre de 2013

Escolio al Tribunal de Estrasburgo: "Desde hace dos siglos el pueblo lleva a cuestas no solamente a quienes lo explotan, sino también a sus libertadores. Su espalda se encorva bajo el doble peso".

Cuando veo al Tribunal de Estrasburgo recuerdo el dictum de don Colacho:
"Desde hace dos siglos el pueblo lleva a cuestas no solamente a quienes lo explotan, sino también a sus libertadores.
Su espalda se encorva bajo el doble peso". 

El embrión ficticio. Historia de un mito biológico.

Ha publicado Gonzalo Herranz en la "Editorial Palabra" este libro que constituye su obra de madurez, casi su legado investigador, donde más que teorizaciones sobre la bioética nos muestra la forma en la que se debería hacer bioética.
Incluyo a continuación algunos párrafos que definen muy bien, desde mi punto de vista, lo que ha sido la bioética hasta ahora, es decir, como ha funcionado como antibioética. Gonzalo carga contra los biólogos, pero otro tanto podría decirse de los juristas o los políticos.

"Fueron muchos los hombres de ciencia que volcaron todo el peso de su prestigio en favor de las nuevas técnicas reproductivas. Lo hicieron no solo por ser científicos competentes, sino para solucionar importantes problemas humanos. Lo hicieron desde su credo cientifista, persuadidos de que solo la ciencia puede resolver los problemas de la humanidad y salvarla. Contagiaron la mentalidad de la supremacía de la ciencia a los miembros de los comités de bioética, a los agentes de los medios de la opinión pública y a los diputados y senadores. Les transmitieron un conjunto selectivo de datos y conceptos nuevos sobre el embrión, congruentes unos y otros con su visión optimista de la función rectora de la ciencia en la sociedad.
La embriología humana que aquellos expertos ofrecieron a los filósofos y políticos incluía  la afirmación de que, en su primeros días de desarrollo, el embrión humano , no es, ni puede ser considerado, un individuo merecedor del pleno respeto que se debe a un niño o a un adulto, aunque convenía tratarle con una determinada y maleable "medida de respeto". Las premisas científicas que llevaron a esta conclusión, aceptadas por muchos de buen grado, nunca fueron, sin embargo, discutidas a fondo. Curiosamente nadie, al parecer, se dio cuenta de que contenían conclusiones injustificadas o seriamente viciadas.
Este libro pretende poner de relieve las notables discrepancias que se pueden descubrir entre la ciencia recibida de aquel momento, la que puede leerse en la bibliografía biomédica de entonces, de una parte, y, de otra, la versión que los expertos (biólogos y médicos) prapararon para informar a las comisiones legislativas y bioéticas. Los comisionarios no expertos en biología aceptaron sin más averiguaciones la información que los expertos les proporcionaban, una conducta habitual en estos grupos. Forma parte de la estructura misma de las comisiones multidisciplinares de expertos que cada uno de sus miembros dependa de los demás en las materias en la que no es experto. Los comités de bioética, en especial los que llegan a conclusiones consensuadas, viven de la recíproca fe humana de unos miembros en otros.
En concreto: en un comité que considera el estatuto del embrión humano, en lo que toca a la embriología, los no-embriólogos están ante los entendidos en embriología en una relación similar a la de un estudiante ante su profesor. Es una situación que favorece la aceptación sumisa de la información proporcionada por los expertos, aceptación que se hace tanto más gustosa cuanto más intensamente respalda las propias opiniones o intereses. Merece la pena revisar la información embriológica de que se hizo uso entonces: ese es el propósito principal de este libro.
Y esta es su principal conclusión: el tenor general de la normativa legal y las directrices éticas sobre el embrión humano resultó penosamente bland, porque blanda era la embriología en que se apoyaron. No es posible edificar una bioética fuerte sin cimentarla en una biología fuerte, probada, crítica de los datos e ideas que se tienen en cuenta al buscar solución a los problemas estudiados. Se ha repetido mil veces el principio de que no puede haber una buena bioética sin buena biología, pues la bioética correría en ese caso el riesgo de devenir mera ficción. Ese sabio principio ha sido muchas veces desoído. Como se podrá ver a lo largo de los capítulos del libro, se ha hecho, al tratar la reproducción humana, un uso acomodaticio, poco responsable e incluso frívolo de la biología.

lunes, 14 de octubre de 2013

Aborto sagrado.

Intento darle tiempo al tiempo para no responder al ritmo marcado por los activistas. Sin embargo, en su actividad vemos precisamente la posibilidad de hacer la genealogía de su estulticia, según don Colacho una de los pocos consuelos  que le quedan ahora al espectador.
Desde la silla del espectador debo decir que la caracterización del aborto como sagrado, es decir, como algo que no se puede tocar,  no puede sorprenderme. Hace algún tiempo nos quejábamos siguiendo al Presidente de la Academia de la sustitución de lo sagrado, la vida es sagrada, por la dignidad, hay que defender al dignidad de la vida. Ello ha dado lugar a muchos equívocos,  como la pretensión de defender sólo la vida digna, o de inventarse la muerte digna para quitar vidas por vías autorizadas.
Pero nuestra cuestión no es tanto la vida sagrada como el aborto sagrado.
Luigi Lombardi Vallauri lo veía venir en Terré.  Para el sádico no hay nada mas sagrado que la propia afirmación de su voluntad, de su espíritu fuerte; en muchos casos el aborto es la máxima manifestación, al menos retórica,  de la libertad absoluta, sin límites "naturales",  como pudiera ser el estatuto del feto o la inmoralidad de las excusas aducidas (por ejemplo la deficiencia del nasciturus).
Si nos ponemos sexuales, el aborto es la última garantía del sexo sin consecuencia procreativa, visto que la anticoncepción falla mucho,  pese a las campañas "educativas". De hecho hay quien sostiene que la sacralidad del aborto se vincula al sacrificio de sangre ante Molloch, siempre reclamando nuevos infantes. La imagen parece terrible pero siempre sospecho en el mas de algo mas banal ( como decia Hannah Arendt). No se si quienes proclaman la sacralidad del aborto están en estas o siguen mas bien en la sacralidad de la voluntad ilimitada que se afirma ante todo, de la que hablábamos antes..
Me viene sin embargo a la mente la sospecha de que aquí se  cumpla la función que atribuía Leon Bloy a lo sagrado en el universo burgués. Máscara vulgar del burgués contable. Apuntaría entonces a las cuentas de resultados que han hecho del aborto un negocio de exportación en España. Recordemos que un reportaje danes sobre el incumplimiento de la legislación en España produjo la reacción inmediata del negociante que controla a un gobierno: esto es,  un rápido cambio legislativo  y proclamación de la sacrosanta Ley Aido. En este sentido claro que el aborto es sagrado. De hecho entre nosotros quedan pocas cosas mas sagradas.

Texto complementario tercera semana. Hesiodo.

¡Oh reyes! considerad por vosotros mismos este castigo; porque los Dioses mezclados entre los hombres, ven a cuantos se persiguen con juicios inicuos sin preocuparse de los Dioses ni por asomo. Sobre la tierra mantenedora de muchos hay treinta mil Inmortales de Zeus que guardan a los hombres mortales; y envueltos de aire, corren acá y allá sobre la tierra observando los juicios equitativos y las malas acciones. Y la justicia es una virgen hija de Zeus, ilustre, venerable para los Dioses que habitan el Olimpo; y en verdad que, si alguien la hiere y la ultraja sentada junto al Padre Zeus Cronión, al punto acusa ella al espíritu inicuo de los hombres, con el fin de que el pueblo sea castigado por culpa de los reyes que, movidos de un mal designio, se apartan de la equidad recta y se niegan a pronunciar juicios irreprochables. Considerad esto, ¡oh reyes devoradores de presentes! corregid vuestras sentencias y olvidad la iniquidad. Se hace daño a sí mismo el hombre que se lo hace a otros; un mal designio es más dañoso para quien lo ha concebido. Los ojos de Zeus lo ven y lo comprenden todo; y en verdad que, si Zeus lo quiere, mira al proceso que se juzga en la ciudad. Pero no quiero pasar por justo entre los hombres, ni que pase por ello mi hijo, puesto que constituye una desdicha ser justo, y el más inicuo tiene más derechos que el justo. Sin embargo no creo que Zeus, que disfruta del rayo, quiera que las cosas acaben así.

jueves, 10 de octubre de 2013

Practica tercera semana.

Pongo el siguiente texto de los Hermanos Karamazov para la práctica de la semana que viene.
es un fragmento del diálogo entre Ivan y Aliosha.

—El asunto no puede estar más claro. Es una escena de familia como tantas otras que se ven a diario. Un padre que castiga a una hija. Es vergonzoso perseguir a un hombre por obrar así.
El jurado acepta la tesis del defensor. Se retira y emite un veredicto negativo. El público se alegra al ver que dejan en libertad a semejante verdugo. Yo no presencié el juicio. De haber estado allí, habría propuesto hacer una recolecta en honor de aquel buen padre de familia...
Es un hermoso cuadro. Sin embargo, Aliocha, puedo ofrecerte otros mejores, también relacionados con los niños rusos. He aquí uno de ellos. Se refiere a una niñita de cinco años a la que sus padres detestan, sus padres, que son «honorables funcionarios instruidos y bien educados». Hay muchas personas mayores que se complacen en torturar a los niños, pero sólo a los niños. Con los adultos, tales individuos se muestran cariñosos y amables, como europeos cultos y humanitarios, pero experimentan un placer especial en hacer sufrir a los niños: es su modo de amarlos. La confianza angelical de estas indefensas criaturas seduce a las personas crueles. Estas personas no saben adónde ir ni a quién dirigirse, y ello excita sus malos instintos. Todos los hombres llevan un demonio en su interior, hijo de un carácter colérico, del sadismo, de un desencadenamiento de pasiones innobles, de enfermedades contraídas en un régimen de libertinaje, de la gota, del mal funcionamiento del hígado... Pues bien, aquellos cultos padres desahogaban de varios modos su crueldad sobre la pobre criatura. La azotaban, la golpeaban sin motivo. Su cuerpo estaba lleno de cardenales. Y aún extremaron más su crueldad: en las noches glaciales de invierno, encerraban a la niña en el retrete, con el pretexto de que no pedía a tiempo que se la sacara de la cama para llevarla allí, sin hacerse cargo de que una niña de esta edad que está profundamente dormida, nunca puede pedir estas cosas a tiempo. Le embadurnaban la cara con sus excrementos y su misma madre la obligaba a que se los comiera. Y esta madre dormía tranquilamente, sin conmoverse ante los gritos de la pobre niña encerrada en un lugar tan repugnante. ¿Te imaginas a esa infeliz criatura, a merced del frio y la oscuridad, sin saber lo que le ocurre, golpeándose con los puños el pecho anhelante, derramando inocentes lágrimas y pidiendo a Dios que la socorra? ¿Comprendes este absurdo? ¿Puede tener todo esto algún fin? Contéstame, hermano; respóndeme, piadoso novicio.
Se dice que todo esto es indispensable para que en la mente del hombre se forme la distinción entre el bien y el mal. ¿Pero para qué queremos esta distinción diabólica, pagada a tan alto precio? Toda la sabiduría del mundo es insuficiente para pagar las lágrimas de los niños. No hablo de los dolores morales de los adultos, porque los adultos han saboreado el fruto prohibido. ¡Que el diablo se los lleve! ¡Pero los niños...! Veo en tu cara que te estoy hiriendo, Aliocha. ¿Quieres que me calle?